domingo, 22 de marzo de 2015

Lectura N°6: Nueva York, ciudad de cosas inadvertidas

Nueva York, ciudad de cosas inadvertidas es un texto encasillado, por algunas personas, bajo el género de la crónica y por otras bajo el género del reportaje. Fue escrito por el estadounidense Gay Talese y publicado el 24 de junio de 2012.
Imagen tomada de: http://www.nuevayork.net/








La crónica empieza con la explicación descriptiva de por qué Nueva York es una ciudad de cosas inadvertidas. Allí se mencionan animales como gatos, armadillos y hormigas, y personajes como un mendigo y una clarividente.

Luego, el autor introduces datos curiosos sobre los neoyorquinos como por ejemplo que ellos parpadean 28 veces por minuto pero 40 si están tensos. Los nacidos en esta ciudad, también, tragan cada día 460.000 galones de cerveza y devoran 3´500.000 libras de carne. Todos los días mueren en Nueva York unas 250 personas y nacen 460.

El autor menciona a otros personajes como un portero de Park Avenue, varias jóvenes artesanas y el señor Louis Fede, quien elabora pelucas en la Quinta Avenida.

A las 3:00 de la mañana, la Quinta Avenida está vacía, a excepción de unos cuantos insomnes de paseo, alguno que otro taxista y un grupo de sofisticadas féminas que pasan día y noche en las vitrinas de las tiendas (Los maniquíes).

En este momento de la crónica, el autor describe las maniquíes de las tiendas diciendo que “No hay dos mujeres, ni siquiera de plástico o yeso, completamente iguales. Talese utiliza adjetivos para decir cómo son las que él observa: jóvenes y pulidas; sabias y curtidas; recatadas y maduras.

Para leer el texto completo ingrese al link: https://cronicasperiodisticas.wordpress.com/category/gay-talese/ 

Lectura N°5: El sí de los niños

El sí de los niños es una crónica escrita por el periodista argentino Martín Caparrós, publicada el 05 de marzo de 2009. Su tema principal es el de turismo sexual de niños. Está escrita, principalmente, en primera persona.

Este texto comienza contando la historia de un hombre llamado Bert, que trabaja para una empresa óptica en Alemania, que cuando tiene la oportunidad viaja hacia Sri Lanka, el centro mundial de la prostitución de chicos.

Luego, Caparrós se encarga de describir el lugar donde se encuentra (Playas del sudoeste de Sri Lanka) acompañado, todavía, de Bert. También describe el clima y las personas que están allí.

El turismo sexual ha existido siempre. A algunos gobiernos les pareció que podía ser una buena forma de atraer turistas, es decir: dinero. Un ejemplo de esto fue cuando el primer ministro de Tailandia dijo, en 1980, que  iban a emplear formas de esparcimiento sexual que atrajeran turistas.

Los destinos de los turistas sexuales son variados según sus gustos.

Organismos internacionales calculan que hay en el mundo un millón de menores prostituyéndose, y que el negocio mueve unos cinco mil millones de dólares por año.

En Sri Lanka los niños varones son los más codiciados por los pedófilos porque a las niñas las cuidan mucho para que lleguen vírgenes al matrimonio.

En las playas que rodean la capital, Colombo, unos treinta mil menores, de entre seis y dieciséis años, se prostituyen. Un estudio reciente mostró que uno de cada cinco chicos había sido abusado sexualmente en Sri Lanka. La cuestión se está convirtiendo en un problema nacional.

En estas playas es normal ir caminando y recibir ofertas para estar con menores de edad. Por ejemplo, hay un personaje de esta crónica llamado Bobby -de 22 años- que trabaja como cafisho (persona que obtiene beneficios de la prostitución de otra persona) el cual le ofrece a Caparrós a un niño llamado Jagath por el valor de unos cinco dólares. Ambos caminan por las calles y el autor aprovecha esta situación para conocer más sobre la vida de esta persona.

Bobby se escapó de su casa a los 10 años porque temía que su padre lo vendiera. Llegó a Hikkaduwa en donde un cafisho lo prostituyó hasta los 19 años. Luego él se convirtió en uno y está ahorrando dinero para volver al pueblo a ver a sus padres. 


Sri Lanka es una isla pegada al sudeste de la India, de unos sesenta y cinco mil kilómetros cuadrados. “La isla más bella de su tamaño en todo el mundo”, escribió, hacia 1295, Marco Polo, que había visto unas cuantas. Las noticias sólo hablan de Sri Lanka cuando los guerrilleros tamiles –los Tigres– hacen volar algo.

El autor de la crónica introduce más información sobre Colombo. En esos momentos destaca una conversación que tuvo con Stanley, un profesor de sociología que amplía el tema de la guerra entre los tamiles- Los Tigres- y los cingaleses porque los primeros quieren crear un estado independiente y los segundos se oponen.

Luego, el periodista expone el tema de la Pedofilia, una parafilia de la cual se desconoce realmente su causa. Todos hablan de los previsibles traumas infantiles, necesidades de afecto insatisfechas, dificultades para relacionarse, que se descubren precisamente porque el fulano empieza a manotear criaturas. En Sri Lanka, el gobierno cambió ciertos artículos del Código Penal para introducir penas mayores a los acusados de ese delito.

La prostitución infantil aumentó con el sida por la creencia de que los más jóvenes no van a estar infectados. En 1995, un estudio mostró que más del treinta por ciento de los chicos y chicas prostitutos en el sudeste asiático lo estaban.

Maureen Seneviratne es otro de los personajes que hacen parte de este escrito. Ella es una socióloga, periodista y presidenta de Peace –Protecting Environment and Children Everywhere–, una organización que se ocupa, desde hace años, del problema de la prostitución de niños en Sri Lanka. Ella dice que ahora las leyes contra la pedofilia son más severas y permitirían atacar más en serio el asunto. Las leyes existen. Lo que no existe es la voluntad de hacerlas cumplir.

También entrevista a un periodista que prefiere ocultar su nombre porque le da temor con los pedófilos ya que, según él, son peligrosos y podrían mandar a matarlo por su testimonio. Él dice que los pedófilos pueden instalar una supuesta fundación que se ocupa de los niños pobres, y así está más que justificado para tener en su casa a todos los chicos que quiera sin que nadie lo moleste. O pueden invitar a una familia local a vivir con él e instalarse como una especie de tío que los mantiene a todos a cambio de que lo dejen abusar de los hijos.

Después de esta intervención, Caparrós describe la casa de Bobby a donde llega para supuestamente acostarse con un niño pero lo que él realmente pretendía era hablar con el pequeño con la ayuda de la traducción del cafisho.  

Jagath se quedó con su abuela materna y una tía cuando su madre se fue a trabajar a otro país. En esos meses, apareció un inglés, el señor Tony, que conoció a Jagath en la playa. Se puso a charlar con él y después lo acompañó a su casa. El señor Tony le dijo a la abuela que Jagath era un chico muy inteligente y que quería ocuparse de su educación: la abuela no dudó demasiado, recibió cinco mil rupias y a los pocos días Jagath estaba instalado en la casa del inglés, junto con otros cinco chicos. El señor Tony los mandaba a la escuela y, cada tarde, los llevaba a su cuarto a mirar películas pornográficas, y abusaba de ellos.

Después, el señor Tony cerró la casa y se fue, Jagath dice que no quería volver con su abuela. Primero estuvo trabajando un poco por su cuenta, en la playa, pero tenía problemas. Después se encontró con Bobby y se quedó con él.

En Negombo se produce el mejor té del mundo. En este lugar, el autor conoce una chica que dice que le gustaría conocer Nueva York. Este pueblo suele ser llamado la Capital Nacional del Sida. Negombo es el lugar más vigilado del país, y por eso muchos de los pedófilos prefieren irse más al sur, a Hikkaduwa y alrededores.

En 1990, en Negombo, el director de una escuela del pueblo encontró a dos chicos de diez años tocándose en el baño. Cuando empezó a gritarles, uno de ellos le dijo que el tío Baumann le había pedido que le enseñara a hacer esas cosas a su amiguito.

El director de la escuela siguió averiguando. En unos días se enteró de que más de treinta de sus alumnos habían pasado por la cama del tío, y fue a hablar con el padre Anthony Pinto, el director del colegio técnico que la congregación Salesianos de Don Bosco tiene en Negombo. Juntos hicieron la denuncia: Viktor Baumann estuvo detenido unas horas y lo soltaron enseguida.

El padre Pinto tardó varios años en conseguir que Baumann fuera procesado. Finalmente, tras idas y vueltas judiciales, un tribunal aprobó su extradición a Suiza, para que lo juzgaran sus compatriotas. Caparrós conversa con él, quien trabaja en el colegio con 200 chicos que vienen de la prostitución.

Luego de la conversación con el padre Pinto, el autor cuenta que estaba sentado en un bote en la playa y se le acercó un niño llamado Gamini el cual le dijo que su madre lo había invitado a tomar té. Caparrós acepta y describe cómo es la choza donde viven aquellos personajes.

Me pareció sorprendente cuando la madre de Gamini le dijo a Caparrós que se quedara con el niño en la pieza las horas que quisiera y luego les pagara con regalos de Navidad.
La crónica concluye con la historia que le pasó al autor la última noche que se quedó en Sri Lanka cuando llegaron unos policías, a su habitación, en la madrugada a ver si él era a la persona que estaban buscando. Al día siguiente, él se encuentra de nuevo con el profesor de sociología, Stanley, y le comenta lo sucedido mientras toma una taza de té producida por niños menores de diez años.

miércoles, 11 de marzo de 2015

Párrafo introductorio de crónica

Nadie imaginaría que aquella discusión callejera entre un piloto de motos y una pareja de hermanos desencadenaría la tragedia. El disparo de aquella pistola Walter 9 milímetros le entró por el dorso, le salió por el esternón y le perforó un pulmón y el hígado a Príncipe, un canino que hace tres años y medio fue adoptado en Bogotá por los hermanos Isaza.

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